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Casi un año después

Hola:

Ha pasado casi un año desde la última entrada (no os voy a contar mis penas, ni mi desgana, ni el resto de las razones que lo explican) y hoy me he levantado con ganas de volver a escribir y con el (espero) firme propósito de retomar la rutina de seguir haciéndolo.  Me gusta y me ayuda. No quiero que se me olvide.

En estos 11 meses, en lo que se refiere a las mujeres, a la comunicación y al movimiento feminista han pasado muchísimas cosas. Os confieso que mi estado de ánimo, en este punto, oscila entre la esperanza y el miedo (a que sea algo pasajero, a que se aproveche como una moda y, por lo tanto, se desvirtúe. A que haya enfrentamientos estúpidos que nos hagan perder las razones…).  Suelo apostar por lo primero, para no perder este valiosísimo impulso, en el que no podemos dar ni un paso atrás.

Durante este tiempo, yo he sido más bien una observadora y una «animadora» de otras mujeres, de todas las edades que se ha levantado. De hecho, algunas compañeras que, hasta hace bien poco, han sido tímidas, se han quitado los complejos y se declaran, por fin, feministas. Solo por eso, ya merece la pena.

Así que esta mini-entrada de hoy es, simplemente, para deciros -de nuevo- hola y para citar a algunas de las mujeres a las que observo y animo. A las que también admiro y, sobre todo, a las que me encanta escuchar y con las que quiero seguir conversando. Algunas son amigas desde hace tiempo, a otras las he conocido en los eventos y charlas a los que acudo profesional o personalmente. A algunas solo las he leído o visto en redes sociales y en medios. Da igual. Son un buen grupo. Aquí os menciono a algunas, por si os animáis a conversar con ellas también.

  1. Virginia Galvín. Mi amiga del colegio. Durante muchos años, subdirectora de VF. Hasta que Conde Nast empezó a sustituir a las profesionales de más de 40 años, como si eso fuera un defecto o una tara profesional. Ella sigue al pie del cañón y cada vez más implicada en la causa de las mujeres. Su #ProyectoMujer ya es una preciosa realidad. Lo podéis disfrutar en http://www.virginiagalvin.com. También es escritora. Ahora tiene entre manos una novela.
  2. Alicia Gutiérrez. También es mi amiga, desde los maravillosos tiempos de Sevilla. Reencontrada y recuperada hace dos o tres años. Una PERIODISTA, con todas las letras. Escribe en Infolibre y, hasta que lo han cancelado, ha participado en la tertulia de Las Mañana de Cuatro.
  3. Ana Pardo de Vera. La directora de Público, una de las pocas mujeres que dirigen medios de comunicación en España Es amiga de una amiga. Y así la conocí. Tuve el honor de contar con ella (y con Virginia, Marta Reyero y Sonsoles Ónega) en una charla más que interesante que organizamos hace un par de años.  Con su acento gallego, dice verdades como puños (y como puñales). Últimamente, la «frecuento» mucho.  Parece que nos interesan los mismos temas: Nosotras, nuestros derechos y el papel que el periodismo hecho (y dirigido) por mujeres puede tener en esta lucha a la que tanto el falta todavía.
  4. Ana Bernal-Triviño. A ella la conozco solo por Twitter y por sus artículos, sobre todo en eldiario.es y El Periódico. Hace poco, la escuché en la Jornada #UOCAlumni2018 y me encantó la vehemencia que ya había intuido. Os recomiendo que lo la perdáis de vista.
  5. Cristina Fallarás. Me declaro ferviente admiradora. De su desvergüenza, de su pasión, de su convicción, de su capacidad para explicarlo todo lanzándolo a nuestras caras. Ella también estaba en la mesa redonda de la UOC (con las dos Anas) y arrolló con sus palabras y con el lenguaje que expresaba todo su cuerpo. Ahora es parte del Consejo de RTVE y dice que la insultan y la amenazan (a ella y a su familia) incluso más gravemente que antes. En Twitter y -lo que es mucho peor- por la calle. Solo a ella.  Por ser mujer.  Su #cuéntalo dio voz a más de dos millones de mujeres en todo el mundo que compartimos nuestras experiencias de acoso , agresiones, violaciones y otras violencias machistas.

Y hay muchas más, sobre las que probablemente hablaré otro día. Y también seguiré escribiendo sobre otras mujeres y sus aportaciones al mundo. Mujeres invisibilizadas durante años, décadas e incluso siglos y que no me da la gana de que,  en la medida en que yo pueda evitarlo, sigan así.

Porque, más allá de nombres propios, he de deciros que lo que más me gusta de lo que ha pasado en este tiempo es la fuerza de la sororidad, de la unidad entre nosotras.  Apoyarnos, colaborar. No juzgarnos unas a otras ni prejuzgar lo que hacemos.  Luchar (sí, esto es una guerra. Contra la desigualdad) juntas. Contra la sentencia de La Manada, contra la desigualdad salarial, contra la precariedad profesional, contra la violencia, contra tantas cosas… Eso sí que me entusiasma. Me emociona y me da fuerzas. Gracias, compañeras.

Hasta la próxima entrada.