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La «invisible» Rosario Pi

Invisible para todos. Para los intelectuales de la II República y parte de los recuperadores de la Memoria Histórica por supuestas inclinaciones filo-fascistas. Por el Franquismo, por mujer, por feminista y por «meterse» en una profesión de hombres.

Rosario Pi puede considerarse la primera mujer directora española (con permiso de Helena Cortesina y su Flor de España de 1922), cuyas películas coinciden, además, con la llegada del sonoro. Fue productora (fundó Star Films, junto a Gutiérrez Bringas y Ladrón de Guevara), guionista (Doce hombres y una mujer, dirigida por Fernando Delgado) y directora (El Gato Montés, 1935). Nada menos.

En todo, una adelantada a su tiempo, incorporando arquetipos de mujeres fuertes, autosuficientes y libres en las relaciones. También rechazaba ya la violencia machista, muchos años antes de que todos nos rasguemos las vestiduras. Tras la Guerra se exilió, primero a Francia y luego a Italia, con su amiga, la actriz María Mercader. Unos años después, volvió, pero jamás volvió a hacer cine, en aquella España oscura de la dictadura de Franco, de la que vivió los años más terribles, hasta su muerte, en 1967.

De hecho, Pi sólo dirigió dos películas, aunque fue guionista de alguna más y produjo varias. De todas ellas, solo se conserva una, la más famosa y la que más éxito tuvo en su momento, El Gato Montés, una adaptación de la zarzuela de Penella (1912), en la que la pluma de la cineasta se esmeró con  Soleá, la protagonista femenina , cuyo personaje reescribió para convertirla en una mujer independiente, que no necesitaba protección, y con un papel decisivo en la resolución de la trama y el conflicto entre sus dos pretendientes. Añadió además el personaje de La Peliculera, que ni siquiera existía en la obra original, una mujer cansada de fregar, llena de ilusiones de triunfo y que expresaba abiertamente sus deseos sexuales. Todo un hito para la época.

El éxito de su primera película, permitió Rosario dirigir otra más, ya en plena Guerra Civil y financiada por un General. Rodada en zona republicana, Molinos de Viento también estaba basada en la zarzuela del mismo nombre, obra de Ricardo Frutos, y protagonizada por Pedro Terol y María Mercader (que, con los años, decía no recordar haberla hecho). Como el resto de las películas en las que participó -de una u otra forma- la directora, esta cinta también desapareció.

Tras su exilio en Italia, Rosario Pi volvió a la España franquista, que no le dio ni una sola oportunidad en el cine. Una mujer creadora y liberada no tenía sitio en la industria cinematográfica de la Dictadura, dominada por hombres y en los que el «lado femenino» siempre estaba delante de las cámaras.

Habría que esperar varias décadas para que las mujeres directoras volvieran a ser una realidad por aquí.

Hasta la próxima entrada.