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3 mujeres del siglo más complejo

El siglo XX supuso un cambio social y cultural sin precedentes. En ningún otro ocurrieron tantas cosas. Tan buenas y tan malas, incluidas dos Guerras Mundiales, con millones de muertos, y cientos de guerras «pequeñas», frías y calientes, que convirtieron al mundo en una bomba de odio, que explotó, en el joven siglo, con la onda expansiva más grande que nadie, nunca, se atrevió a imaginar y a temer. El 11-S, el 11-M, el 7-J, el 13-N y cientos de días más que ya no recordamos, porque mataron a personas demasiado diferentes y lejanas.

Estos días se han sucedido las muertes de dos mujeres centenerias que vivieron prácticamente todo aquel siglo, repleto de aventuras y catástrofes:

  1. Ha muerto Brunhilde Pomsel, la que fue secretaria de Goebbels y la última persona que podía recordarnos ya lo que pasaba en el Ministerio para la Ilustración Pública y la Propaganda que aquel demente dirigía para Hitler. Ella nunca se sintió responsable de nada, lo mismo que muchos otros alemanes que, también como ella, miraron hacia otro lado y siguieron con sus vidas, mientras su gobierno aniquilaba a millones de personas y los metía en una Guerra que destruyó su país y Europa entera.  En el documental Ein deutsches Leben (Una vida alemana) que se estrenó en 2016, dijo que lo  que hizo «no fue más que trabajar en la oficina de Goebbels», que «nadie se podía imaginar algo así» (sobre el exterminio de los judíos). Nunca tuvo remordimientos.
  2. También acaba de morir, en Hong Kong, Clarence Hollingworth, la legendaria periodista norteamericana que con solo 27 años dio la noticia de su vida y la exclusiva del siglo. El 29 de agosto del 39 la primera página del Daily Telegraph titulaba «1.000 tanques concentrados en la frontera polaca», anunciado al mundo entero los planes de Hitler para invadir Polonia. Tras aquel día, Hollingworth siguió trabajando como periodista en varios medios, aunque no pudo cubrir algunos conflictos por su condición de mujer. Pero sí estuvo en otros, en Vietnam, Oriente Medio, Pakistan o Argelia, y fue corresponsal en Pekin, donde informó sobre la Revolución Cultural de Mao.
  3. Y luego está Rosa, que aun está muy viva. Acaba de cumplir 102 incombustibles y alegres años. A Rosa, que es la abuela de mi amiga Ana,  le ha pasado de todo en su larga vida. Vivió la Guerra, perdió a seres queridos, trabajó como una bestia para que sus hijos tuvieran la mejor educación,  y siempre fue – y es- de izquierdas. Hace poco, se rompió la cadera y todos se asustaron. Pero ahí la tenéis, como una vela y jugando al Cinquillo otra vez, rodeada de nuevos amigos. En su cumpleaños sus biznietos la ayudaron, entre risas, a apagar todas las velas. El año que viene serán 103.

Ya os podéis imaginar a cuál de ellas admiro más. Sin comparación.

Hasta la próxima entrada.

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